Anoche mirando al cielo! Las estrellas me miraban.
Me devolvían con esmero! Los saludos que yo les mandaba.
El Carro, me decía: !Sube! Que te portaré a tu alma! y me subí encantada.
De pronto sentí temor! De que cállese mi alma.
Al instante, me sentí rodeada! Por el Cinturón de Orión! Que rodeaba mi alma.
En pleno dormir soñaba! y el señor me despertó.
Ya mi memoria acudió! Quien de mi nunca se aparta.
Es alguien a quien añoro y a quien no puedo olvidar!
Es mi mamá querida.
La persona más importante! de mi pequeña vida...
En una época en que mi alma lloraba!
Soñé contigo hermoso mar.
frente a ti feliz estaba!
Tus olas con tu blanca espuma!
A mi cuerpo acariciaban.
Al despertar comprendía!
Que tu, frente a mi no estabas.
Y en ese mismo instante!
Volvía a llorar mi alma.
Pero! oh! mi destino divino!
Que a mi favor estaba.
De arpillera, me surgió un cursillo!
Para que mi sueño plasmara.
Mi conciencia puse yo en el!
Con gran fe y amor en el alma.
Fue tanta la fe y energía que en mi arpillera plasmé!
Que al terminarla logré, lo que en mi sueño veía.
Que era bañarme cuando quisiera! en tus aguas cristalinas.
Y, aquí me tienes, Océano!
En tus aguas sumergida.
Disfrutando de tus olas!
Y de su blanca espuma.
