Las palabras son la manifestación de nuestro mundo interior, al cuidar de nuestro lenguaje purificamos nuestro mundo interior. Muchas enfermedades son únicamente el producto de nuestros pensamientos desequilibrados. !Las palabras son vivas! Reflexionemos sobre todo en como las comunicamos... Las palabras no se las lleva el viento, sino que dejan huella, tienen poder e influyen positiva o negativamente, haciendo que cure o hiera a una persona, por eso los griegos elogiaban el silencio, pues decían que la palabra era divina.
Pensemos en ello y cuidemos nuestros pensamientos, porque ellos se convierten en palabras, y cuidemos nuestras palabras porque ellas marcan nuestro destino. Pensemos muy bien antes de hablar, calmémonos cuando estemos airados, enfadados o resentidos y hablemos solo cuando estemos en paz.
Porque de como utilicemos nuestras palabras depende muchas veces la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra, las palabras tienen mucha fuerza, con ellas podemos destruir lo que nos ha costado tanto tiempo construir, al igual que una cometa la puedes echar a volar y después recoger, las palabras una vez que salen de nuestra boca, no tienen marcha atrás.
Cuantas veces una palabra fuera de lugar es capaz de arruinar algo por lo que hemos luchado y por el contrario una palabra de aliento tiene el poder de regenerarnos y darnos paz. Las palabras insultantes o despectivas nunca han creado nada edificante, sino que si usamos expresiones agresivas, lastimamos a las personas provocando heridas, creando resentimientos y dolor, y esto que hacemos a los demás siempre se volverá contra nosotros antes o después.... Por tanto fuera la violencia, las mentiras, el resentimiento y tantas otras cosas que existen y conviven con nosotros en este mundo. La verdad puede compararse con una piedra preciosa que si la lanzamos al rostro de alguien lo puede herir pero si la envolvemos en delicado papel celofán y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado. Por tanto creo que debemos cultivar cualidades de amor, verdad y gratitud, así creamos un solido mundo interior donde la bondad y la verdad brillen; para luego extender este mundo interior a las personas de nuestro alrededor, pues de nosotros depende si las usamos para bien o para mal.
"Si todas nuestras palabras son amables, las cosas que escucharemos también lo serán"Hablemos de manera que en nuestra alma y en la de los demás solo quede la paz, porque:
Una palabra amable: puede suavizar las cosas.
Una palabra alegre: puede iluminar el día.
Una palabra oportuna: puede aliviar la carga.
Una palabra con amor: puede curar y dar felicidad.
Una palabra irresponsable: puede encender discordias.
Una palabra cruel: puede arruinar una vida.
Una palabra de resentimiento: puede causar odio.
Una palabra brutal: puede herir e incluso matar.
Por tanto cuidemos nuestras palabras porque ellas tienen un gran poder, y creo que quién más y quién menos sabemos cuanto daño y cuanto bien pueden hacer.
Escrito por: TRINI .P. G.
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