Un buen día mi hija pequeña me dijo; mamá te quiero avisar que tu nieta mayor está enfadada contigo y creo que tendrías que hablar con ella antes de que su enfado se convierta en algo más, claro! yo me quedé muy sorprendida pues pensé; que le había hecho yo para que estuviera enfadada conmigo? así que como yo no encontraba justificación a lo que mi hija me estaba diciendo, le pregunté si ella sabía el porqué; su respuesta me dejó aún más sorprendida, "mamá yo solo sé que deberías plantearte si les regalas el cuento que les estás escribiendo" mi sobrina me ha dicho que estás escribiendo un cuento para cada uno de tus nietos y que ella está muy enfadada con lo que estás escribiendo, así que lo único que yo te digo es que te plantees lo que estás haciendo.
Escrito por: Mª Trinidad Pérez Garcia.
Mi sorpresa se convirtió en incredulidad pues pensé !no puede ser! Acto seguido le pregunto, ¿como se puede juzgar algo que no se ha leído? Para empezar nadie sabía lo que yo estaba haciendo o escribiendo, Mi hija me contesta si mamá puede que tu no hallas dicho nada, pero si yo te lo digo es porque tu nieta ha estado en tu casa y lo ha visto, entonces lo entendí todo, ella tiene llaves de mi casa desde que iba a primaria y venía a comer a mi casa porque su madre trabajaba, la cuestión es que nunca le quité las llaves aunque ya dejó de venir a casa a comer, porque acabó primaria y cambió de colegio.
nunca creí que tendría la osadía de meter las narices en lo ajeno, porque creí que sabía lo que es el respeto a la privacidad de los demás cosa que yo enseñé a mis hijos, le prometí a mi hija que lo aclararía con mi nieta, a mi hija no le dejé ver lo que estaba sintiendo en esos momentos, pero me sentía muy enfadada y dolida, cosa que viví en mi interior, porque no solo había una falta de respeto hacía mi privacidad sino que ha demás estaban criticando he imaginando algo que no estaba acabado.
Esto es muy típico de mi familia imaginar lo que se quiere ver, y no ver la realidad, así todo lo que tu haces con el corazón para demostrarles cuanto les quieres, ellos lo distorsionan con sus mentes imaginativas y faltas de amor.
Pasaron un par de días y mi querida nieta de 16 años llegó a casa y entonces aproveché la ocasión para hablar con ella y aclarar las cosas, La saludé como de costumbre, con un "ola cariño" beso y abrazo y con todo el tacto del que fui capaz le dije; tenemos que hablar,(ella) de que yaya? (yo) de lo que has leído y no debías haberlo hecho, porque en primer lugar es una falta de respeto meter las narices en las cosas ajenas sin permiso de dicha persona y en segundo lugar porque no quiero que halla malos entendidos entre tu y yo, porque te quiero demasiado para permitir que esto nos aleje a una de la otra, pero espero que sea la ultima vez que te metes a curiosear donde no te invitan, y dime que has leído que te ha molestado tanto? cuando me contestó es cuando yo aprendí mi lección, y es que hagas lo que hagas solo hazlo por ti porque te sientes bien haciéndolo y sin esperar que los demás entiendan tus pensamientos o sentimientos o razones, solo haz lo que sientas en esos momentos y ya está. Tengo que decir que aunque mis cuentos no tenían nada que les pudiera molestar, decidí guardármelos para mí y aunque no tenía dinero para regalarles nada por reyes, decidí no darles nada, solo mi amor incondicional, pues comprendí un pasaje de la Biblia que había leído muchas veces y que no entendí hasta este momento, es el pasaje donde Jesús dijo no dar perlas a los cerdos pues ellos no las valorarán, aunque sé que esta frase suena muy mal y sin animo de ofender a nadie, pues es lo que aprendí que por más que tu intentes dar las perlas de tu amor hay personas que no están preparadas para recibirlas, así que lo mejor que puedes hacer es guardarlas para quien si está preparado para recibirlas.
Este ha sido otro de los mensajes que he aprendido en el camino de mi aprendizaje, por el cual estoy agradecida a quien me los proporciona para que yo los vea y entienda, porque la vida es perfecta y nos da todas las herramientas para que aprendamos las lecciones y hagamos los cambios necesarios.
Escrito por: Mª Trinidad Pérez Garcia.
Así es Trini, la vida nos regala la posibilidad de aprender a cada instante, uno de los mejores y mayores maestros es el dolor, tanto del cuerpo como del alma.
ResponderEliminarAgradezco éste relato, una maravillosa enseñanza.
Abrazo de luz, Mirta
gracias, Luz yo espero seguir aprendiendo y agradeciendo sus enseñanzas.
ResponderEliminar