La fortaleza espiritual es necesaria para crecer espiritualmente y ayudar a que los demás crezcan. Esta fortaleza conforma nuestro carácter y permite disciplinar la mente.
Una mente disciplinada es una mente pacífica y feliz una mente fuerte nunca se perturba. La fortaleza de nuestro ser se nutre de la experiencia del silencio, de la conexión sutil con la fuente eterna de luz y de paz y a nivel práctico de una actitud honesta y sincera ante la vida y los demás.
Las bendiciones de los demás son otra fuente de fortaleza para el ser.
Recibimos bendiciones de aquellos a quienes hemos servido, y una buena forma de servir a los demás es compartir esta clase de fortaleza interna.
Aquellos que han incorporado las virtudes divinas en su comportamiento y actividades, son los que pueden dar fortaleza a los demás.
Compartir esta riqueza y sabiduría es dar un regalo invalorable.
Podemos evaluar nuestro nivel de fortaleza espiritual observando la calidad de nuestras respuestas en las situaciones y en las relaciones.
El que es fuerte da,El débil tiene expectativas.
El que es fuerte cambia y transforma,
El débil se queja.
El que es fuerte sabe perdonar,
El débil guarda resentimiento.
El que es fuerte crea,
el débil duda.
El que es fuerte fluye,
El débil mide y calcula.
El que es fuerte permite,
El débil pone límites.
El que es fuerte puede doblarse,
El débil se rompe.
El fuerte calma y tranquiliza,
El que es débil clama y se agita.
Me encanta Trini y comparto lo que dices. Un abrazo!!
ResponderEliminarHola Montse,lo sé, se que compartes lo que digo, pues lo que digo lo he ido descubriendo y experimentando desde que te conocí a ti, gracias y un besico, mi queridísima amiga!!!
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